Los nombres se repiten. La realidad, las demandas sociales y los problemas de 2020, ya no son los mismos.
Nadie puede hacer futurología. A estas alturas de las circunstancias y a pocos días de asumir la Gobernación de la Provincia de Santa Fe, sería aventurado realizar cualquier especulación sobre cuáles serán los resultados de las políticas que instrumentarán Omar Perotti y los integrantes de su gabinete.
Sin embargo, a partir de los nombres que fueron trascendiendo durante las últimas semanas, es posible percibir un dato concreto e incontrastable: casi la totalidad de los ministros designados por Perotti, integró gobiernos del pasado, como las últimas gestiones de Jorge Obeid e, incluso, de Carlos Reutemann. Pasaron 12 años en un caso. Y 16 años, en el otro. Sin embargo, muchos nombres se repiten.
Esteban Borgonovo, el nuevo ministro de Gobierno, Justicia, Derechos Humanos y Diversidad, ya fue ministro de Gobierno en la segunda gestión de Reutemann e impulsó la ley que lleva su nombre, sancionada en 2002, que modificó la conformación de los Concejos Deliberantes.
Carlos Parola, nuevo ministro de Salud, es otro conocido desde el segundo gobierno reutemanista, cuando ya se hizo cargo de la misma cartera en la que asumirá desde el 10 de diciembre.
La mayor parte del resto de los posibles nuevos ministros, se desempeñó en distintas áreas durante la última gestión de Jorge Obeid.
Gabriel Somaglia, nuevo secretario de Gobierno, fue subsecretario de Justicia; Rubén Michlig, futuro secretario General de Estado, se desempeñó como ministro de Coordinación; Silvina Frana, nueva ministra de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat, fue por entonces asesora del Tribunal de Cuentas –luego diputada provincial, concejala y diputada nacional-.
Daniel Costamagna, nuevo ministro de Producción, Ciencia y Tecnología, ya fue secretario de Agricultura de Jorge Obeid; Walter Agosto, nuevo ministro de Economía, ocupó el mismo cargo; Adriana Cantero, posible ministra de Educación, fue ministra del área; Jorge Llonch, futuro ministro de Cultura, ya fue subsecretario de la misma cartera.
En el caso del nuevo ministro de Desarrollo Social, Danilo Capitani, fue senador del departamento San Jerónimo desde 2003.
También hay nuevos nombres. Por ejemplo, el de Roberto Sukerman, quien asumirá como ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Apenas tiene 44 años y fue concejal de la ciudad de Rosario.
Lo que sucede con el Ministerio de Seguridad es, por lo menos, llamativo. Se sabe que se trata de una cartera particularmente importante para una provincia como Santa Fe, atravesada por el delito y la violencia. Tanto es así, que la inseguridad representó uno de los ejes de campaña de Omar Perotti en el camino que lo llevó a la Gobernación.
Allí asumirá Jorge Saín, un profesional de amplia formación, creador de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y actual titular del Organismo de Investigación Criminal del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de la provincia de Santa Fe.
Sin embargo, Saín fue asesor del socialismo en materia de Seguridad, justamente una de las áreas críticas donde el gobierno que se va debió enfrentar los mayores inconvenientes.
A lo largo de este período de transición eterno, Omar Perotti optó por un perfil particularmente bajo. Tanto es así, que ni siquiera estará presente este lunes cuando, en al ciudad de Santa Fe, se dé a conocer de manera oficial el listado de hombres y mujeres que lo acompañarán desde el inicio de su gestión.
Sólo él sabe a estas alturas de las circunstancias por qué eligió a quienes eligió. Pero existen algunas alternativas a la hora de buscar argumentos que expliquen los motivos por los que Perotti apela a un equipo de personas que ya pasaron por la función pública y les otorga las mismas responsabilidades que afrontaron en el pasado.
La primera posibilidad –preocupante, por cierto-, es que no haya existido una renovación de los cuadros técnicos y políticos dentro del peronismo de Santa Fe a pesar del tiempo transcurrido. La otra explicación es que, frente a tiempos de crisis profunda como la que atraviesa la Argentina, Perotti hubiera optado por hombres y mujeres con experiencia en la función pública. Finalmente, aparece una posible tercera justificación: que frente a las evidentes diferencias internas y miradas divergentes que se manifiestan dentro del peronismo santafesino, el nuevo gobernador haya decidido refugiarse en dirigentes de su máxima confianza con quienes, en algunos casos, incluso compartió responsabilidades dentro del Estado.
Pasaron 12 años desde la última gestión de Obeid. Transcurrieron 16 años desde el último gobierno de Reutemann. Los nombres se repiten. La realidad, las demandas sociales y los problemas de 2020, ya no son los mismos.
Nadie está en condiciones de aventurar cómo será la gestión del nuevo gobernador. En todo caso, el tiempo y las circunstancias permitirán saber si, apelar a nombres del pasado para enfrentar problemas del presente, representó un acierto o se trató de una equivocación.