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Hugo Navarro de 69 años, jubilado, domiciliado en Barrio Oeste de la ciudad de Villa Ocampo, denuncio en la mañana del lunes 30 de setiembre que al ir a cobrar su jubilación se encontró con que le faltaba plata. Al revisar sus movimientos de cuenta se le informa que “sacó dos préstamos de dinero siendo el primero de $30.000 y un segundo de $ 10.000”. Otra denuncia en curso sobre lo que resulta ya un modus operandi y un patrón recurrente de robo sofisticado del que, tal parece, nadie puede explicar.
El jubilado señaló que a su tarjeta la maneja únicamente él y jamás dio su clave a nadie. Negando, desde hecho, que alguna vez haya si quiera solicitado prestamos al banco o desde el cajero automático, desde donde realiza usualmente sus cobros mensuales, denuncio a la policía que le faltaba dinero de su cuenta sueldo y que el sistema le informó de dos préstamos que el retiro durante el mes.
Resulta en extremo llamativo que estos casos se multipliquen en nuestro norte sin que se llegue a la verdad de estas operaciones y ni siquiera, tener mayores datos de los movimientos, atento a que los cajeros automáticos cuentan con cámaras de video y registros fílmicos conforme a despejar cualquier duda. Por lo demás, no existe en el mundo una entidad que deje más relieve y datos registrados que una cuenta bancaria. Un perito informático puede en pocos minutos despejar cualquier inquietud en responder, desde una pericia, a qué hora se retiró el dinero y a que número de cuenta se transfirió el monto extraído o en su defecto, si se cobró bajo extracción de efectivo.
Van ya varios casos en el que no solo se advierte manos negras en el manejo de cuentas sueldos de haberes previsionales casi inexplicables, sino, un modus operandi que atento a lo recurrente, hasta ahora nadie supo explicar quién o quiénes son los responsables de estas estafas que se multiplican cada mes del año.