Gracias Suboficial mayor Alfredo González.
Amigos: agradezco las buenas intenciones al desearme un «Feliz día del Trabajador». Sin embargo, debo hacer justicia y declinar el saludo. No soy un trabajador, como tampoco son trabajadores mis hermanos de las armas.
Sí, es cierto que trabajamos duro, durante muchos años. Incluso nos capacitamos, nos entrenamos y ensayamos nuestro «trabajo» una y otra vez, paradójicamente para no ejercerlo jamás. ..
No somos trabajadores. Somos profesionales de la guerra. No hacemos huelga cuando sentimos injusticias, porque no hay nada más injusto que la guerra, y para eso nos preparamos, para que nuestros conciudadanos no sufran sus estragos…aunque no sea reconocido este esfuerzo.
Nuestros jefes no buscan abusar ni sacar rédito de nuestro sacrificio: se sacrifican junto a nosotros y por eso somos leales hacia arriba y hacia abajo. No nos escondemos de nuestros superiores, sino que planteamos nuestras diferencias con respeto, y cumplimos órdenes con subordinación y discernimiento.
No somos trabajadores porque no sabemos de horarios, y trabajamos más allá de los convenios…Honramos como nadie el juramento que firmamos con la Patria: “Defender su bandera hasta perder la vida”.
Tenemos compromisos no escritos, que respetamos sin vueltas, obligaciones adicionales que aceptamos con orgullo, y las exigencias a que estamos sometidos serían insoportables para el común de los «trabajadores».
Resignamos voluntariamente ciertos derechos ciudadanos, en aras de intereses superiores, permanentes en el tiempo y prescindentes del color político de turno. Defendemos la Nación desde las armas que nos confía el pueblo de la República Argentina. Nada más.
No somos mejores que nadie, pero no somos iguales a nadie. No somos «ciudadanos en uniforme»: eso es aplicable a los empleados de alguna cadena de comida rápida pero no a los integrantes de las Fuerzas Armadas.
Trabajamos mucho, como tantos otros argentinos. Pero los soldados elegimos un modo de vida que nos acompañará por siempre: cuando dejemos el servicio activo – ya que no nos «jubilamos» – seguiremos teniendo el derecho de usar el uniforme y ser llamados «mi Suboficial Mayor, mi Coronel, mi General». Inmenso honor!
No es sólo una frase la que dice «un buen morir honra toda una vida»: todos desearíamos morir en combate defendiendo a la Patria. Por eso, aceptamos los saludos en el día del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea, de la Independencia o del Veterano de Guerra.
Y ese día, frecuentemente feriado nacional, los soldados nos levantamos temprano y con alegría y compromiso, también vamos a «trabajar». Sin necesidad de compensación laboral alguna.
Éste es un excelente resumen de lo que siente el hombre que decide honrar a la patria desde las Fuerzas Armadas; Salud Camaradas y Viva La PATRIA!!!!!! Es Anónimo, No se conoce autor, lo compartió un suboficial mayor del Ejército Argentino del arma de Comunicaciones, Gracias suboficial mayor Alfredo “Fredy” González.